La Cátedra Moragues se sustenta con una ideología de laboratorio experimental sobre 4 ejes: investigación, reflexion, experimentación y verificación. Tiene como objetivo comprender la actualidad como resultado inequívoco de la historia y la evolución del mundo y del ser humano. Introduciendo en este marco, el concepto de tendencia como fenómeno de definición global y totalizadora de una sociedad en constante cambio.

jueves, 16 de junio de 2011

LA CATEDRA MORAGUES SE SUMA AL ADIOS POR MARY TAPIA



Utilizó los tejidos originarios de América Latina para crear sus prendas y entendió la moda no como una banalidad sino como una forma de reivindicar las culturas oprimidas.  

La crítica Felisa Pinto la llamó “antropóloga de la moda” por su capacidad de investigar la cultura latinoamericana y transformarla en ropa tan original, que a veces iba a parar a las pasarelas pero tantas otras, a las muestras de arte. Mary Tapia –creadora que transformó en tendencia saberes populares y para quien la moda no era una banalidad sino un modo de interpelar las desigualdades del mundo–, murió ayer a las diez de la mañana en Buenos Aires. Entre sus clientas estaban María Luis Bemberg, Marta Minujin, la cantante Suna Rocha e, inclusive, Mercedes Sosa.
A los 15 años llegó de Tucumán. Sus comienzos se vieron en 1966 en la galería El Laberinto, mezclando ya entonces audaces texturas del noroeste argentino con encajes y puntillas de estética europea. En 1969 realizó en los baños turcos del gimnasio Colmegna su mítica performance Pachamama prêt-à-porter en el marco de los experimentos vanguardistas del Di Tella. La invitación decía: “En Buenos Aires la última moda no llega nunca, porque recién seis meses después hay que ponerse lo mismo que usan las europeas. En cambio, qué bárbaro lo que hacen nuestras collas, o las mujeres del Paraguay o las indias de Zuleta en barracanes, ponchos, tapices y guardas bordadas. En esta colección se mezclan esas texturas con tejidos de otavalo y bayetas a mano, por lugares de Cuenca, en Ecuador o tapetes de Quito. Por todo eso, crear una moda argentina se convirtió en mi obsesión.” Las modelos desfilaron con sus diseños de lana cruda, entre otras texturas, rodeadas de muchachos que sólo llevaban bóxers minúsculos. Más desafiante que esos cuerpos fue el hecho de que la diseñadora quebrara, en aquellas épocas, los prejuicios según los cuales copiar lo europeo es genial y pensar la moda local mezclando seda con urdimbres de barracán, una excentricidad menor. 
En 1973, su colección cruzó a Nueva York y París, donde la visitó Atahualpa Yupanqui. En 2001, la Cámara Argentina de la Moda le entregó la Tijera de Oro, distinción máxima, y una de plata a su trayectoria. En 2002 recibió el Premio Konex de Platino. En 2007, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) le dedicó la retrospectiva Identidad criolla, para celebrar sus 40 años de carrera. También mostró su obra en la megamuestra de moda que se realizó el año pasado en el marco del Bicentenario.
Cuando Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia en enero de 2006 fueron muchos los comentarios sobre su chomba andina. En Buenos Aires, la Tapia opinó con su consabido sentido del humor: “¡Parece vestido por mí!” Lo que ahora aparece en las revistas con el glamoroso nombre de “folk” o “hippie chic” tuvo en ella una precursora. Su huella permanece ya no sólo en las galerías de arte o en los diseños exclusivos sino también en las polleras con bordados incaicos que llevan las chicas que se toman el subte.

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