EL POETA DE LA CURVA
El célebre arquitecto brasileño, Oscar Niemeyer, murió este miércoles a los 104 años, dejando un asombroso legado artístico con cientos de obras dispersas en Brasil y varios países del mundo.
Niemeyer murió tras luchar con problemas en los riñones y una neumonía durante casi un mes en un hospital de Río de Janeiro.
Conocido por sus diseños monumentales, de amplias curvas y generosos espacios plasmados en los principales edificios de Brasilia, Niemeyer destacó también por su firmeza política, defendiendo hasta el final la ideología comunista.
Su carrera comenzó a mediados de los años 30 y se extendió por nueve décadas. En 1988 ganó el Premio Pritzker, considerado como el “Premio Nobel de la Arquitectura” por la Catedral de Brasilia.
También fue un apasionado defensor de las causas sociales y de los valores personales. “Lo que vale es la vida entera, cada minuto también. Y creo que pasé bien por ella”, dijo Niemeyer a periodistas en el homenaje por su centenario.
“Cuando miro hacia atrás, veo que no hice concesiones y que seguí el buen camino. Eso es lo que da una cierta tranquilidad”, agregó.
Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho nació el 15 de diciembre de 1907 en el barrio Laranjeiras de Río de Janeiro y pasó su primera juventud como un típico bohemio carioca de la época, sin muchas preocupaciones por el futuro.
Concluyó la educación secundaria a los 21 años y se casó con Annita Baldo, hija de inmigrantes italianos. Asentado, comenzó a trabajar y paralelamente realizó estudios universitarios, graduándose como arquitecto en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1934.
Niemayer enviudó en 2004, ya nonagenario, y dos años después se casó con Vera Lúcia Cabreira, su secretaria durante muchos años.
En 1945, cuando ya había ganado un cierto prestigio profesional, se unió al Partido Comunista de Brasil, ideología que defendió con pasión durante toda su vida.
Incansable trabajador, su prolífica obra trascendió paulatinamente fronteras, siendo conocida en todo el mundo por sus líneas ondulantes, que Niemeyer decía se inspiraban en las curvas de las montañas y ríos de su país, las olas del mar, las nubes y las “de la mujer preferida”.
“Las mujeres. Lo mejor para un hombre es tener una mujer al lado y que sea lo que Dios quiera. La mujer es indispensable”, dijo una vez Niemeyer.
En 1960, Brasil trasladó su capital desde Río de Janeiro a Brasilia, una ciudad especialmente erigida para ser la sede de los tres poderes del Estado, donde Niemeyer desplegó sus trazos futuristas en los edificios públicos y la catedral.
La ciudad, sorprendente además por la forma de avión del llamado “Plano Piloto” dibujado por el fallecido urbanista Lucio Costa, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987.
Niemeyer describía su audaz estilo como una “arquitectura de la invención”, con edificios que asemejan esculturas abstractas y cuyas sorprendentes líneas influenciaron a varias generaciones de arquitectos.
“El contenido plástico del cemento armado es tan fantástico que éste es el camino a seguir”, afirmó ya anciano.
(Con información de REUTERS)
BRASILIA GRAFICOS DEL MAESTRO
BRASILIA LA CATEDRAL
BRASILIA EN EL FONDO EL MUSEO DE BELLAS ARTE
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