La Cátedra Moragues se sustenta con una ideología de laboratorio experimental sobre 4 ejes: investigación, reflexion, experimentación y verificación. Tiene como objetivo comprender la actualidad como resultado inequívoco de la historia y la evolución del mundo y del ser humano. Introduciendo en este marco, el concepto de tendencia como fenómeno de definición global y totalizadora de una sociedad en constante cambio.

jueves, 30 de enero de 2014

TOMAMOS PRESTADA LA NOTA DE HARPER ¨S BAZZAR A FELISA PINTO

Felisa Pop

Inspiradora y vanguardista, Felisa Pinto, la primera cronista de moda argentina.




Ella fue una chica moderna. Del arte moderno, porque fue cronista y personaje de la avant garde y la experimentación cultural de los 60. Y, por su educación, entre intelectuales, amigos de sus padres, sin un centavo pero con ideas revolucionarias que formaron su visión cosmopolita. De esta forma, sin proponérselo y sin pasar por universidad alguna, Felisa Pinto, cordobesa de nacimiento en 1931, sentó las bases del periodismo de moda en el país.
Yo no tuve conciencia de que iba a ser periodista de moda, de ninguna manera –expresa-. La crónica de moda la inventé yo. Hasta entonces, había señoras a las que les pedían que fueran a los desfiles y miraran qué se usaba. Pero yo no podía con mi genio, por mi formación cultural le agregaba datos y referencias”.
Escribió sobre moda y estilo de vida en Primera Plana, La Opinión y La Nación, cubriendo desfiles en las maisons de Coco Chanel e Yves Saint Laurent con ellos como anfitriones; pero también fue una activa protagonista de la generación que adhirió a las propuestas estéticas más extravagantes junto a sus amigos, los artistas que prohijaba el Instituto Di Tella.
A los 18 años ya era vintage. -declara-. Usaba zapatos con taco carretel de 1910 y sandalias de satin originales que compraba en un almacén de Totoral, Córdoba. Rechacé siempre todo lo que fuera demasiado vulgar o ‘flashy’. Jamás dejé ver la marca de lo que vestía. Mira la diferencia con lo que pasa ahora. Hoy estoy con lo arty”.
En medio de la efervescencia del movimiento pop, fue una de las dueñas de Etcétera, una boutique de la Galería del Este donde vendían sus objetos jóvenes talentos del arte y el diseño. Tanto su tienda como la de su amiga Rosa Bailón, Mme. Frou Frou, eran paso obligado de los personajes del swinging Buenos Aires. “No tengo ni una foto, se lamenta. Antes uno vivía, no documentaba, ahora es al revés. Era tan efímero todo, una vorágine”.
Cuando vio que la moda se convertía en un negocio, se dedicó a otra cosa. “La  considero un arte aplicado”, afirma. Comenzó con sus crónicas en la revista Atlántida, en 1962. A continuación, la mandaron a un año a París como corresponsal. “Estoy en contra del show como pretexto. Cuando fui a los desfiles de Saint Laurent, Chanel o Laroche, había una señora que iba presentando a cada mannequin y describía el vestido", cuenta. "Esa elite tomaba nota de lo que iban a comprar el día siguiente. Las modelos eran divinas, no necesariamente bulímicas ni anoréxicas. ¡Había un silencio! Era un auténtico ritual de ventas”.
El año pasado fue reconocida por haber formado parte del grupo fundador de la carrera de Diseño de Indumentaria de la Universidad de Buenos Aires. La convocó la decana de la Facultad de Arquitectura de entonces, 1989, su amiga Carmen Córdova, para el armado de la carrera. “Yo redacté el proyecto y hace poco me lo pidió una chica que hacía una investigación para el Conicet, y yo no podía creer lo que escribí, año por año, ideas sacadas de la Bauhaus. ¡Increíble! Al mismo tiempo estábamos aterrados porque empezaban los 90 y nos preguntábamos ¿vamos a formar gente en un país que ya no tiene industria nacional? Lo hicimos y mira los resultados”.
  • Foto: Archivo Atlántida/Televisa foto: Gustavo Di Mario. Agradecemos la colaboración de la revista Barzón

  • Foto: Archivo Atlántida/Televisa

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